Hace
20 años, la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing fueron adoptadas con
grandes esperanzas para el futuro. La Plataforma de Acción imagina un mundo en
el que todas las mujeres y todas las niñas pueden ejercer sus libertades y
opciones, y hacer realidad todos sus derechos, como el de vivir sin violencia,
asistir a la escuela, participar en las decisiones y tener igual remuneración
por igual trabajo. Desafortunadamente, en su mayor parte, a día de hoy, siguen
sin cumplirse.
La
Internacional de Servicios Públicos (ISP), la Federación Europea de Sindicatos
del Servicio Público (FESSP) y el movimiento internacional sindical demanda un
cambio audaz por parte de los líderes políticos, un paso de la inactividad a la
realización de inversiones con objetivos definidos y reformas laborales
encaminadas a crear un mercado de trabajo inclusivo que asegure el acceso
igualitario de las mujeres a un empleo decente y remunerado, su representación
en la adopción de decisiones y su capacidad para acceder a unos servicios
públicos y una educación de calidad.
Rosa
Pavanelli, Secretaria General de la ISP, dice:
"La
igualdad de género no se ha logrado en los últimos 20 años. Necesitamos un
cambio político, social y cultural y reconocemos que políticas en favor de
mujeres y trabajador@s harán la diferencia, los sindicatos tienen un papel
fundamental que desempeñar en este proceso. Empoderar a las mujeres
efectivamente empodera las sociedades”.
La
desigualdad divide el mundo. El 80% de la población mundial vive con menos de
10 dólares al día. La proporción de los ingresos nacionales correspondiente a
los salarios disminuye constantemente desde hace décadas, paralelamente a la
erosión de las instituciones del mercado de trabajo. Políticas neoliberales,
las medidas de austeridad adoptadas en respuesta a la reciente crisis económica
mundial y los recortes en el gasto público tanto en países desarrollados como
en países en desarrollo han tenido consecuencias desproporcionadas en las
mujeres y en las niñas.
Se
ha producido un incremento del trabajo informal y precario que no tiene
precedentes y en el que las mujeres están sobrerrepresentadas. La reducción de
la pobreza y la igualdad de género deben estar asociadas al aumento de los
ingresos y a los salarios. La igualdad de sueldos y un salario mínimo que
garantice unas condiciones de vida dignas tienen que formar parte de los
objetivos de las políticas económicas y sociales.
Jan Willem
Goudriaan, Secretario General de la FESSP, dice:
"Esta es la
razón por que la Unión Europea en particular debe reconocer que hay una
verdadera necesidad de investir en la calidad de los servicios sociales y la
infraestructura social por que la desregulación de nuestras economías y la privatización
del sector público han fortalecido desigualdades entre las mujeres,
especialmente en las comunidades marginadas en Europa.”
Reorientar
las inversiones puede proporcionar los fondos necesarios para financiar las
medidas de protección social, un salario mínimo que garantice unas condiciones
de vida dignas, educación para todos y energías renovables para frenar el
cambio climático. Por tanto, pedimos justicia fiscal y la desaparición de los
paraísos fiscales, de la elusión fiscal y de la corrupción, y reclamamos que se
aborde la cuestión de los incentivos fiscales que igualan hacia abajo y las
políticas regionales sobre la competencia en el ámbito fiscal.
No
obstante, se están negociando tratados de libre comercio que tendrán un efecto
debilitante en la normativa que regula estas cuestiones en interés público y
constituyen una grave amenaza para la democracia, porque esas negociaciones se
están realizando sin ningún control parlamentario.
La
ISP insta a los gobiernos a tomar medidas audaces para cumplir la aplicación de
la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, en especial mientras negocian
el nuevo marco de desarrollo sostenible que adoptarán en 2015.
¡No vamos a esperar otros 20 años!
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