Julio
César Domínguez Galván.- El martes 3 de marzo,
después de la movilización que llevaron a cabo organizaciones como la UNT y la
Nueva Central de Trabajadores, entre muchas otras, algunos senadores recibieron
a una comisión de aproximadamente 20 dirigentes sindicales. Dentro de éstos se
encontraba el ingeniero Agustín Rodríguez Fuentes, Secretario General del
STUNAM y presidente Colegiado de la Unión Nacional de Trabajadores.
Dicho encuentro, celebrado alrededor de las 2:00 de la
tarde, tuvo como meta crear un espacio para que los representantes de los
trabajadores expresaran su preocupación por la iniciativa que se había
planteado por parte del gobierno para que una gran cantidad de trabajadores del
Distrito Federal fueran ubicados en el Apartado “B” del Artículo 123 de nuestra
Carta Magna.
Durante este
acercamiento y por espacio de una hora, tres representantes de la Cámara Alta
escucharon las opiniones y demandas de los líderes sindicales. En su
intervención, Rodríguez Fuentes señaló de manera contundente: “nos obligan a
confrontar con acciones, incluso con la huelga misma, para defender el derecho
de huelga que tenemos ya conquistado. Y lo decimos con todo lo que eso
significa”.
Por su parte, Carlos Guillén Soriano, Secretario de
Relaciones del SUTIN, señaló que desde hace algún tiempo se ha venido golpeando
a un sector muy específico de la clase obrera que él denominó como
“trabajadores del conocimiento”. También argumentaron en favor de la clase
obrera integrantes de sindicatos de instituciones como el Instituto de
Educación Media Superior del DF y el Colegio de Bachilleres, entre otros.
Los senadores presentes escucharon con atención y de
forma respetuosa los argumentos presentados por los dirigentes, y al final de
la reunión celebraron que además de las movilizaciones haya disposición al
diálogo fraterno y abierto. De hecho, señalaron que trabajarían en el asunto
para que el párrafo en discusión, incluido en la propuesta de reforma política
del Distrito Federal, se eliminara y así se salvaguardaran los derechos de
miles de trabajadores.
Una coincidencia notable entre ambas representaciones fue
el hecho que dicha reforma, en caso de ser aprobada, debería ser motivo de
júbilo para todos los capitalinos, y estuvieron de acuerdo en que violentar las
garantías laborales de los trabajadores adscritos a dependencias de la capital
mexicana mancharían un acontecimiento tan importante.
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