miércoles, 18 de mayo de 2011

columna Coyuntura unión 937

Como oposición se percibía digna;
hecha gobierno resultó ramplona

Miguel Sánchez Mayén

La oposición no ha sabido ser y comportarse como tal. Si la vemos en el poder o compartiéndolo, sobresale su inoperancia, exhibe anemia en la dirección y administración. Si de gobierno se trata lo percibimos raquítico y sin ton ni son, demostrando que en la conducción y fijación de objetivos no tiene visos y miras claras. Conste que no hemos hablado de los posibles planteamientos programáticos que enarbolan, porque de eso sí podemos estar seguros: sí tienen doctrina, ideología y principios, aunque estando y apoltronándose en el poder han sido incapaces aplicarlos a cabalidad, quizás porque chocaban con la realidad; exhibían texto pretextando aplicación que diera solución, resultando inoperancia y viabilidad.
Por otro lado, si los ubicamos fuera del poder, percibimos más acción, sus planteamientos son más vistosos y se entregan con mayor ahínco a la polémica, al debate y a la contrastación de propuestas, y sin embargo, rondan como en círculo, entre lo que dicen tener, lo que piensan aplicar y lo que sus mentes obtusas les permiten pergeñar como planteamiento desde el opuesto al poder.
Gran dilema, añoraron el poder y fueron escalando en los poderes locales y cuando tuvieron el principal no atinaron en dar solución o por lo menos buscarla.
Llevan casi una docena de años con el máximo poder, llamado presidencial, y no sopesaron y quizás hasta ni se imaginaron todo el poder y metapoder político, histórico y social que ello implicaba. Y, con todo ese poder presidencial, lo que han hecho es echar al tobogán de los desastres al presente y futuro de la nación, ahondando la actual crisis. Situación que se antoja apremiante para ejercer a la voz de ya, la tan necesaria alternancia en el poder político. Insistimos, como oposición no supieron enaltecer su plataforma y sus líderes fueron rebasados por los acontecimientos sociales y políticos. Esperemos que en la visualizada realidad que parece apuntar la alternancia y, fuera y sin poder, sepan compártanse y no medrar con migajas o mendrugos de podercitos, de puestecitos.
Consecuencia de esa inoperancia y falta de oficio demostrado fehacientemente por las dos administraciones panistas, Fox y Calderón, lo percibimos en muy diversos rubros, y para muestra bastará citar algunas cifras en cuanta a la deuda que los gobiernos panistas nos han dejado. Es cierto que ya antes los gobiernos priistas también nos tenían endeudados, pero ahora con los panistas la deuda es escandalosa, por enorme y catastrófica para pensar en deshacerse de ella, esto es, pagarla y emprender el paso como país. Veamos un pequeño ramillete de cómo es la deuda que los panistas nos han dejado.
Datos oficiales aseguran que el endeudamiento neto total del sector público aumento 219 %. Se pasó de un billón 330 mil 356.1 millones de pesos en diciembre de 2000 a 4 billones 253 mil 250 millones de pesos al concluir el primer trimestre de 2011,
cantidad que representa 31.4 % del Producto Interno Bruto (PIB), que es el indicador que mide el
valor de los bienes y servicios producidos por la economía. Y si ese endeudamiento no bastara la
Hacienda del país informa que además de la deuda externa e interna, las obligaciones del sector público (pensiones, rescate bancario, rescate carretero y deuda con el sector privado para proyectos de infraestructura energética), ascendió en el primer trimestre de ese año a 4 billones 812 mil 686.3 millones de pesos, equivalente a 35.8 por ciento del PIB.
Igualmente es lamentable saber que la inoperancia y falta de oficio del gobierno panista nos ha llevado a una situación en donde en el último año la deuda se ha incrementado a un ritmo de unos 150 millones de dólares diarios, incluidos fines de semana y días festivos, en donde el sector público contrato deuda neta interna y externa por el equivalente a55 mil 100 millones de dólares".
Habrase visto las implicaciones que conlleva la enorme deuda en la cual nos han sumido los panistas a los trabajadores, que para empezar están hipotecando el presente social y cultural de toda la nación, sin visos claros de remontar, en el mediano o corto plazo, sus repercusiones en el sector económico. Ya mejor aquí la dejamos, sin despegar la mirada en las reflexiones que seguramente motivara tan desastrosa administración, la cual sigue en el marasmo de no dar pie con bola.
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E D I T O R I A L unión 937

Contra la criminalidad
se moviliza la sociedad civil


De manera perentoria, la sociedad civil voluntaria e involuntariamente- se involucra en lo que se ha denominado la lucha contra el crimen organizado. Y no es para menos, en cuanto ha sido afectada de manera directa incluyendo cientos de muertos, la mayoría de éstos dentro de las listas de víctimas colaterales como ha dado en llamarlas el gobierno federal-, en su gran mayoría población joven y productiva; tal ha sido el caso de los jóvenes asesinados en días pasados en el estado de Morelos, mismo que concitó la repulsa general de la población y una marcha de repercusión internacional que partió de la ciudad de Cuernavaca y culminó en el Zócalo capitalino.
El STUNAM se solidarizó con dicha acción, consciente de que el método de enfrentamiento frontal escogido por el gobierno federal, involucrando de manera directa a las fuerzas armadas en la lucha contra el crimen organizado, ha generado un incremento irrefrenable de violencia y más de 40 mil muertos en lo que va del actual sexenio. Entre esos decesos se cuentan centenares de personas que no han tenido nada que ver con los cárteles del crimen y que se han convertido en bajas que no debieron haberse dado.
Consideramos que entre las necesarias opciones para enfrentar efectivamente esta lucha se encuentra la generación de empleos bien remunerados, incrementar sustancialmente el presupuesto para educación y cultura, con el fin de resaltar los verdaderos valores con que cuenta nuestro país y, de esa manera, irle ganando espacios a la violencia y a la corrupción. De ahí que exijamos rechazar las propuestas de darle carta abierta a una ley de seguridad que en el fondo pretende atribuirle mayores prerrogativas al ejecutivo federal en este asunto, propiciando la represión y muy al margen de los poderes legislativo, judicial y de la sociedad.