martes, 4 de diciembre de 2012

Más que la camiseta, tenemos un sello tatuado en la piel de la UNAM: ARF

Antonio Muñoz M.- En el Jardín Botánico de Ciudad Universitaria, el 23 de noviembre se realizó el reconocimiento, con un diploma y una medalla, a 527 trabajadores por prestar servicio a la UNAM durante 25 años. El presidium lo integró la administración de la UNAM, encabezada por el rector José Narro Robles, y por el STUNAM, Agustín Rodríguez Fuentes.
     Leopoldo Silva, Director General de Personal, señaló que se dice fácil 25 años pero en la reflexión se puede observar que existen cambios y diferencias en lo positivo. Dijo que la UNAM se ha consolidado y es diferente su actuar en la vida nacional; esto es obra de todos los sectores y de los administrativos en su vida cotidiana.
     Agustín Rodríguez estimó que para los trabajadores administrativos existe un indeclinable compromiso con las labores sustantivas que tiene la UNAM, y diferenciamos con claridad el concepto de que no trabajamos en la UNAM sino para la UNAM, y esto nos enorgullece y nos hace redoblar esfuerzos porque siga siendo distinguida como la más significativa universidad de América Latina. 
     Apuntó que quedaron lejos los días cuando los empleados administrativos no gozábamos de ningún derecho y éramos considerados propiedad de los funcionarios en turno.
     Rodríguez Fuentes precisó que, nobleza obliga, aquilatamos el valor y el lugar que ofrece a los trabajadores el doctor Narro, quien siempre y cada año ha presidido la entrega de reconocimientos a nuestros compañeros; pero no sólo eso, también ha reiterado y dejado patente en diversos foros nacionales e internacionales lo que dijo desde su primera toma de protesta como rector: “los trabajadores son parte fundamental de nuestra Universidad. Su tarea consiste en apoyar el desarrollo de la vida académica. En todas las dependencias contamos con ellos. Se les requiere para cumplir mejor con los propósitos que tenemos asignados”.
     Planteó que hoy se cuenta con una organización sindical sólida, que defiende firmemente el interés legítimo de sus representados, pero que tiene presente en sus estatutos: “la defensa permanente de las universidades públicas, de su autonomía, el replanteamiento continuo de sus objetivos, la democratización de la enseñanza, su función crítica en la sociedad, con una proyección popular y democrática”.
     Dijo que, en lo individual, todos los presentes tenemos la camiseta bien puesta, hemos sido participes de la formación contemporánea de nuestra universidad; la historia de la UNAM está entretejida con la historia personal de cada trabajador, que día a día con su labor administrativa cumplen a cabalidad sus múltiples tareas y responsabilidades; la Máxima Casa de Estudios, también se ha vuelto nuestro hogar, está tan vinculada a nuestra razón de ser, que aquí hemos forjado grandes amistades e incluso familia; algunos tuvimos la oportunidad de formarnos académicamente en la Universidad, otros tantos tenemos hijos en ella o éstos ya han egresado; así trasciende la UNAM en nuestra vida.
El doctor Narro Robles agradeció por sus 25 años de labor a los trabajadores administrativos, en favor de la UNAM. Apuntó que si faltara algún sector que compone la comunidad universitaria, la universidad no estaría completa; consideró que el objetivo central son los estudiantes, pero para su funcionalidad se requiere a los trabajadores administrativos.
     Agradeció a Agustín Rodríguez y el Comité Ejecutivo por resolver la ecuación de intereses y hay visiones distintas entre las autoridades y  los trabajadores, pero ambos están en el interés de la Universidad. Expuso que el Sindicato ha tenido una actitud positiva en favor de la Universidad y, en broma, señaló, que hay un tango que dice “20 años no son nada, así es que los homenajeados llevan cinco años en la UNAM”.
     Consideró que muchas cosas han cambiado, pero el orgullo de pertenecer a la Universidad, con sus valores y principios, están en la esencia: el secreto del ser humano está en el estudio y el trabajo, por lo que dijo que el trabajo con sentido ofrece un espacio donde se da identidad.  



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