jueves, 17 de febrero de 2011

Amor en los tiempos de crisis

Antonio Muñoz M.
Previo al 14 de febrero -día del amor y la amistad- el bombardeo comercial por distintos medios no se ha hecho esperar; sobre todo, se ofrecen productos que poco sirven en la vida cotidiana de las personas, pero que con base en su valor económico buscan demostrar el amor que se le tiene al semejante.
El capitalista, en el ánimo de obtener ganancias millonarias, explota los sentimientos y en una sociedad que día a día se hace más individualista el objeto obsequiado da sentido de pertenecía a partir de un producto que se encuentra de moda.
La ambición no tiene límites y ahora -con apoyo de la televisión- han sacado la puntada de institucionalizar febrero como “el mes del amor y la amistad”. No se requiere gran conocimiento para saber que lo que se busca es que las compras continúen no sólo un día sino todo el mes. El amor y la amistad son conceptos cautivadores para grandes campañas publicitarias, y esto les permite inundar las ciudades con productos que venden en nombre del amor y para el amor.   
Ante estas consideraciones, surge la siguiente pregunta ¿verdaderamente se festeja al amor o se comercializa con los sentimientos de las personas?  

La universidad, lugar donde conviven más de 300 mil personas, no es ajena a este fenómeno. En ella -en sus escuelas, institutos y facultades- conviven personas de distintas formaciones, aunque todos profesionales, y en algunas se festeja este día. La organización por demás creativa permite a quien quiere obsequiar pueda hacerlo a precios económicos.

 
Las muestras afectivas en la Universidad son permanentes, pues diario se puede observar en los prados, en las cafeterías, en las cascaritas, en los pasillos o en alguna banca las efusivas muestras de amor y amistad, ya sea con un beso, un abrazo, la realización de alguna tarea o simplemente mediante una plática.
Es así que las mesas dentro de las escuelas, donde se ofrecen artículos para festejar este día, exhiben detalles muy económicos que afianzan aún más el amor o la amistad.
Cuesta trabajo, sin duda, evitar que en un mundo globalizado -donde toda la mercancía se ofrece por distintos medios, desde internet hasta en un modesto volante- nos contagiemos de esa fiebre por consumir y regalar. Lo creativo en la Universidad radica en que los obsequios tienen un valor simbólico y rescatan el verdadero sentido del amor y la amistad.  

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