martes, 17 de mayo de 2011

Taller de tapicería

Hay muebles fácticos, sin prosapia

Armando Altamira G.

Álvaro Contreras Mata es el encargado del taller de tapicería de los Talleres de Conservación, Ciudad Universitaria, lado norte del Estadio Olímpico. Comenta para Unión que son seis trabajadores en el lugar. Se encargan de reparar el mobiliario de Ciudad Universitaria. Llega una orden de trabajo y ellos acuden  para ver lo que se requiere. Recuerda los tiempos cuando en los muebles se usaba mucho el plástico, el vinil, pero la verdad es que con estos calores se vio que era necesario buscar distintos materiales.


     David Viveros agrega que también antes se usaba mucho la huata y la borra, pero con el trascurso del tiempo esas partes se aplastaban. Ahora se emplea hule espuma, de diferente densidad, dependiendo lo que pida el solicitante. Estos modos de utilizar otros materiales fue obra de los jóvenes que iban llegando al taller. “Una persona ya grande como que ya no tiene iniciativa y ya no le busca, porque más bien está pensando en la jubilación”. Pero el que entra debe dar opiniones acerca de cómo debe quedar mejor un mueble.
     Agrega que los muebles antiguos venían muy sencillos. Y es aquí donde se les daba otro acabado, incluso modificándolos, en el taller de carpintería. De tal manera que en la actualidad los jefes de la oficina de las dependencias les piden opinión sobre cómo se ve mejor. En seguida les hacemos una estimación y ellos nos llaman cuando hay las posibilidades presupuestarias.
     Álvaro comenta que casi siempre es en el taller donde se lleva a cabo la realización de la obra, por disponer de más espacio, y además es ahí donde tienen la herramienta necesaria, como es la máquina de coser, etc. Describen los pasos que se dan para la reparación, o reconstrucción, del mueble: “Se encuera todo, se revisan cómo están los resortes y con base en ello se cambia el sistema de resorteada, la encostalada, la rellenada y finalmente cuidamos la presentación”.
     Sigue la demanda del servicio de tapicería. Si bien, en algunas dependencias, cuando sobran  los recursos, compran muebles de la última moda que  están hechos de tal manera que ya no se les puede reparar. Las horribles sillas de puro plástico, por ejemplo. Son muebles desechables. Se puede decir que son muebles facticos, sin prosapia. Así como el hablar o el escribir descubre la personalidad del individuo, así los muebles.
     Pero ahí donde hay sentido del arte es una cosa muy diferente. Al entrar a una oficina se da uno cuenta cuál es el espíritu que priva en ese lugar. Hasta el tipo de gente que lo habita, entendiéndose por las autoridades de la dependencia que son las que deciden qué muebles adquirir.  

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