martes, 22 de noviembre de 2011

EDITORIAL UNIÓN 958

Se enseñorea la violencia en la Universidad
La violencia enrarece el ambiente de la comunidad universitaria. En días recientes, fue asesinado el doctor Ernesto Méndez Salinas, destacado investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM, sito en Cuernavaca, Morelos. Fue ultimado de varios disparos por un comando de sicarios, que lo remataron con dos tiros más.
Se suma lo anterior al asesinato de un miembro del sector estudiantil, que con especial saña fue asesinado con 16 disparos. Era un tesista de la Facultad de Filosofía y Letras y activista de la Asamblea Estudiantil Interfacultades.
Estos crímenes lastiman y enlutan no sólo a la comunidad universitaria sino a la sociedad en su conjunto, y se suman a la ola de agresión que se viene dando en las universidades del país, es decir, en las instituciones del ámbito público.
El nombre de la nueva víctima es Carlos Sinuhé Cuevas Mejía, esperamos que no un sea un número más en las estadísticas y que verdaderamente se realice una investigación real y se le dé seguimiento sin chivos expiatorios.
Hace cuatro meses fue asesinada y desmembrada la también investigadora Yadira Dávila Martínez, integrante del Centro de Investigaciones Genómicas de la UNAM.
Con la guerra al crimen organizado, según la entiende el gobierno, se ha disparado una marejada de violencia para todo el mundo y la policía aparentemente no hace nada a pesar de las múltiples denuncias e investigaciones previas que se han levantado.
Esta situación hace que se continúe deteriorando el tejido social del país, mientras el gobierno federal se empeña en continuar y acentuar la misma estrategia que ha causado muchas miles de muertes, a fin de pretender revertir su mala imagen ante el pueblo de México y a nivel internacional.
El STUNAM levanta la voz de manera enérgica junto a estudiantes y académicos para demandar que se detenga esta situación que afecta a toda la comunidad. Resulta curioso que siempre que hay procesos de cambio de autoridades o reelección brotan estas situaciones, cuyo objetivo parece ser causar inquietud e inseguridad en la coyuntura electoral.
Vaya nuestra solidaridad con los familiares y amigos de las víctimas, y especialmente con los sectores estudiantil y académico que han sufrido estas agresiones mortales.

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